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¡PROMETO BLOGUEAR!
2011-08-03

LA PARTE DE ROOSEVELT, NJ … Hace un par de semanas, en lo que ya se conoce como el Annual Fly-By (La visita anual de volada) a Roosevelt, NJ (EU) donde viví y hice mucha música durante un buen, decidí tocar algo de esta nueva música Monarca para unos amigos amiguísimos, gente que es como familia para mí. Una de estas personas –en aquel entonces mi vecina—me había dicho en la visita del año pasado, “Extraño mi banda sonora”. En aquel entonces, muchas de esas personas fueron mis conejillos de la India, mis “guinea-pigs” como yo las llamaba: les amarraba al sillón, les daba mordidas de vino, les obligaba a escuchar a la música en que estaba trabajando a la sazón. En efecto, fueron parte tanto de mi vida musical como de la personal (da igual), mis más queridos amigos, mi más íntimo público. 

Pensé en esto, este año, y decidí compartir con ellos gran parte del recital que había tocado aquí en Guanajuato dos semanas antes. De hecho, fue toda esa música, salvo Wallach y McNeff, sólo porque no tenía ganas de arrastrar partituras conmigo. Con que toqué Scarlatti y CPE; las formidables versiones de Liszt de Gute Nacht de Schubert y Widmung de Schumann; y las piezas Monarca que tengo memorizadas: El sueño … el vuelo de Silvia Cabrera Berg y La Malinche de Paul Barker. Explicando tantito antes de tocar como siempre hago, aquí un poco más porque no todo mundo en EU sabe de la Casa Azul de Kahlo y de quién es Malíntzín/Malinche. Cuado terminé estábamos todos bastante emocionados. 

Mencioné a R*** algo acerca de lo de “mi banda sonora” y las dos empezábamos a llorar. Me hizo darme cuenta de algo importantísimo: Estas personas son Mi Gente. Como dice Jamie Shaler (uno de los más grandes cantautores que conozco aunque no sea famoso) en una de sus canciones, “The people we love are what we believe in”. Fue en ese momento que me cayó el veinte. Esos amigos siempre han comprendido mis ausencias y nunca me han regañado … pero mi di cuenta –y lo digo sin narcisismo, porque lo sentí tan intensamente en ese momento— que extrañaban profundamente la sensación de formar parte de lo que hago.

Simplemente, no puedo adentrarme tanto en mi caverna que les dejo fuera de lo que hago. Y la mejor manera de mantenerles incluidos, que es factible para mí con toda la cantidad casi abrumadora de Cosas a que Tengo Que Atender … es a través del blog. 
Así que ya no es obligación, ya no es tarea, es como echar un telefonazo, como cuando R*** venía a tomar una copa en la noche después de mis ensayos y yo le tocaba unos fragmentitos de lo que estaba estudiando.

Prometo no desaparecer, prometo incluirles, mis queridos. 

LA PARTE DE AMANDA F. PALMER … hace ratito en su servicio de recortes Thomas Cott giró los vínculos para tres discursos de graduación en escuelas de arte. Uno de Mark Morris, otro de no recuerdo quien, y uno de Amanda Palmer. Todos espléndidos, contundentes y coherentes –además de MUY chistosos en ciertos momentos— pero lo que me agarró con total inmediatez fue lo de Amanda Palmer. http://www.theshadowbox.net/forum/index.php?topic=18041.0

Ahora bien, conocía el nombre pero confieso que –debido al arriba-mencionada enfrascadura en mi caverna— poco sabía de ella o de su música. Bien, todo eso ha cambiado. No he escuchado todavía la música de los Dresden Dolls pero lo que escucho de su trabajo solo me gusta un chorro. He aquí algo enormemente frágil, abierto, vulnerable, que es por supuesto lo que lo hace tan fuerte.

Y me he hecho parroquiana de su blog. Es hilarante a veces, conmovedor, apasionado. Siento cierto parentesco con esta mujer, por raro que parezca a aquellos que creen en esas etiquetas que yo tan cordialmente detesto: creo que tenemos en común la creencia en el “No Plan B”, una total falta de interés en mentiras acerca de lo que nos importa medularmente, un sentido de la absoluta necesidad de una conexión directa con la gente que escucha la música que hacemos. Dejando al lado lo de ser artista auto-representada que no quepa en las etiquetas manufacturadas y que de todas maneras no desea tener ahí cabida. 

Con que veo a Amanda Palmer súper-ocupada, corriendo como yo, experimentando momentos asombrosos, divertidos e incluso tipo epifanía como yo … y aún así logrando estar en contacto con su gente … por medio de su blog. Vale, dije, si ella puede yo también.

Así que gracias, Amanda Palmer. Espero que podamos estar en contacto. Espero que podamos trocar discos y que a ti te hable, de alguna manera, la música que hago yo como la tuya me habla a mí.

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